"Está demostrado que los muros fronterizos son una parte extremadamente efectiva de nuestra estrategia de seguridad para prevenir la migración ilegal de personas y drogas", dijo Ron Vitiello, comisionado adjunto de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, del inglés).
"Los muros son parte de una zona de seguridad fronteriza que incluye rutas de patrullaje, iluminación y tecnología de vigilancia. Estas zonas dan a nuestros hombres y mujeres de la CBP las mejores condiciones para mantener la frontera segura y protegida".
Un muro a lo largo de los más de 3.000 km de frontera que comparten ambos países fue una de las principales promesas que llevó a Trump al poder.
Y el mandatario ha asegurado que México pagará por su construcción de "alguna u otra manera", aunque el gobierno mexicano ha reiterado que no pagará nada.
El gobierno de Trump propuso disponer en el presupuesto de 2018 de 1.800 millones de dólares para iniciar la construcción de la estructura que podría llegar a costar 20.000 millones.
Los prototipos, construidos por seis empresas, ninguna de California, superan en altura al actual muro fronterizo, uno de los deseos de Trump. Y ahora serán evaluados por la CBP por sus capacidades para evitar que sean escalados, penetrados o atravesados por un túnel en tierra, indicó un comunicado.
La frontera Estados Unidos-México es una de las más dinámicas del mundo.
Transitan diariamente toneladas de mercancías comerciales -80% de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos- y personas que viven y trabajan en ciudades limítrofes, pero también drogas, armas e indocumentados.
"Los muros se brincan, (...) y si están más altos, se pueden agujerear o hacer túneles cómo ya quedó demostrado", dijo por estos días Sergio Tamay, presidente de la ONG Ángeles de la Frontera, que protege a migrantes.